sábado, 1 de diciembre de 2012

Sobre música, fotografía, activismo, espíritu crítico, ganas de hacer ruido, buenos momentos y Rage Against the Machine


Some of those that work forces, are the same that burn crosses. Uno de los gritos más escuchados allá por el 92.
 
El que no sepa a qué me refiero, que haga click aquí abajo:




2012 es un gran año desde el punto de vista musical. ¿Por qué? Porque es un año de aniversarios.
 
Pero como no dispongo ni del tiempo ni de la paciencia necesaria para escribir sobre todos los grandes álbumes que celebran una edad considerable este año, en este post me voy a centrar en escribir sobre uno. Uno que ha llegado este mismo noviembre a su 20 aniversario tan fresco como el día en que salió al mercado.
 
Hablo de Rage Against the Machine, disco debut y homónimo de la banda liderada por Zack de la Rocha, y descendiente directo de su primer demo, que también lleva el mismo nombre. Además, aprovechando la oportunidad para hacer un poco de marketing, el grupo celebra este cumpleaños con la remasterización del álbum, que se verá acompañado de demos inéditas.
 
Tracklist de la edición original:

 
Rage Against the Machine. El disco perfecto para los aficionados al alternativo, al rap y al metal, pero también para todos aquellos de tendencias y gustos más convencionales. Es directo en la palabra, complejo en estructura musical y aún más complejo en ritmo, pero inexplicablemente fácil de escuchar, adictivo y, en resumidas cuentas, irrepetible.
 
Empezando por Bombtrack y acabando en Freedom, pasando por la mítica Killing in the name, la revolucionaria Take the power back, la evocadora Settle for nothing, la tristemente real Bullet in the head, la divertida Know your enemy, la sublime Wake up, la irreverente Fistful of steel y la contagiosa Township rebellion, os aseguro que absolutamente ningún track de este álbum puede ser calificado de malo. En ningún sentido. Incluso la relevante revista Rolling Stone incluyó al álbum en el puesto número 365 de su afamada lista de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.
 
Pero Rolling Stone, que es una revista musical, obvia otro de los puntos fuertes del álbum: uno de los mayores encantos que tiene Rage Against the Machine para muchos es que es uno de esos álbumes que te entra por los ojos. Yo misma me lo compré cuando mi propia edad no alcanzaba las dos cifras y lo vi en el estante de una tienda especializada. Probablemente, esa no sea una manera muy sabia de adquirir música, pero en este caso no me salió mal la jugada: diez años después, sigue siendo mi disco favorito.
 
Y es que hay cosas que no se pueden evitar: RATM es uno de esos pocos grupos que han sabido combinar de forma muy acertada la imagen y el artwork general de sus discos con la música, y desde sus inicios: para la portada de este CD eligieron una de las fotografías más míticas que el arte visual ha dado, que no ha perdido su capacidad de impactar en sus casi 50 años de historia. Me refiero a la reproducción en papel de la autoinmolación de Thich Luang Duc, el monje budista que pasó a la historia por quemarse a lo bonzo, para después convertirse en mártir.
 
Hago un inciso aquí para mencionar brevemente que el artista que tomó esta foto allá por el año 63, Malcolm Browne, que en el momento se encontraba trabajando para Asociated Press falleció este pasado agosto. Descanse en paz.
 
Volviendo ya al tema que nos ocupa, debemos recordar también que las siguientes portadas de RATM, y su merchandising, no gozaron de menos impacto, y cada año que ha ido pasando han ido adquiriendo más agresividad y más espíritu crítico. La banda ha ido gradualmente tomando, si cabe, aún más conciencia y más sensibilidad acerca de lo que ocurre en el mundo y no le ha importado ser objeto de controversia en numerosas ocasiones por ello.
 
Buen dominio de la imagen, buena música, buenas letras, buenas intenciones y buenos momentos… ¿qué más se le puede pedir a un grupo?
 
-Lucía.
 

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